Saturday, April 19, 2008

del precio de los sueños

La mujer perfecta no existe. Y la vida es cara. Es corta, pero tampoco es perfecta. Siento decirlo, sobre todo si rompo alguna conciencia, pero estamos enamorados de un mito. O de muchos. Ningún príncipe azul llamará a tu puerta un claro día de verano. El matrimonio no es para siempre y nunca te tocará la lotería. Y, a pesar de lo mucho que luches, tal vez nunca puedas cambiar eso que tanto te molesta. Mejor es aceptarlo cuanto antes y vivir con ello. Ser un idealista ya no merece la pena. Intentarlo no siempre es conseguirlo.

Lo de vender un sueño no es nada nuevo. Se lleva haciendo toda la vida. Se nos aturde con lo que pudiéramos ser. Con lo que pudiéramos tener. Con ella. Arriba y abajo. A diestro y siniestro. Sin descanso. Durante años. No me extraña que cada vez haya más enfermos mentales. Más ansiedad. Más depresiones. ¿Qué esperaban?.

No quiero entrar ahora en las causas (¡ya saben cuánto detesto hablar de política!) pero me parece triste. Somos la generación con mayor potencial de la historia de la humanidad. Pero se nos exige más. Siempre más. Competir. Los unos contra los otros y contra ese fantasma que siempre nos supera pero que no existe. No es que nos vendamos al mejor postor, nos regalamos. Y, de nuevo, es una pena. Va siendo hora ya de despertar. Nadie va a venir a sacarnos del agujero. Porque estamos solos. Basta de perder el tiempo. A mí no es algo que me sobre.