No es cuestión de orgullo, es cuestión de tiempo.
Antes no me arrodillaba, nunca. Entonces sí era orgullo. No lloraba, jamás. Ese tiempo pasó. Como tantas otras cosas pasaron. Sólo guardo de aquellos tiempos un recuerdo. Me gustaría decir que vago, pero es firme. Es más que eso. Es agudo. Corta. Hiere.
Tal vez sea algo más que un recuerdo. Quizá sea una espina. No en mi corazón, de eso ya yo no tengo. Una tarde de diciembre, lo arrojé a los bolsillos del viento. Será una espina en mi almohada. Que no me deja conciliar el sueño. Noche tras noche lo intento. Desespero.
Ya no me cuesta llorar. Ahora me faltan motivos. Me faltan daños, y faltas. Ninguno vale la pena. Ninguno vale mis lágrimas. El darse cuenta de eso fue sólo cuestión de tiempo.
Friday, December 14, 2007
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