Es curioso. Puse el título sin pensar y al releerlo me dí cuenta de la obviedad. Siempre se muere a solas. Nadie te acompaña al otro lado. Mejor disfrutar de la compañia antes del viaje y no esperar a después. En cualquier caso.
Por motivos en los que no voy a entrar ahora, paso un par de días en la habitación de un hotel cualquiera. Y me muero por momentos.
Debe ser una mezcla de sensaciones desagradables. A saber: todo es artificial. Preparado para que viajantes anónimos descansen unas horas. Quién sabe si para volver a casa o sólo hasta que los atrape el futuro. Cuántos de esos viajeros habrán pasado ya por aquí. Y cuántos más pasarán después que yo.
Aún no he encontrado a nadie por los pasillos, debe ser temporada baja. Pero a los pocos que hay los oigo. Porque no es tan fácil escapar de los oidos como de la vista. No vale sólo con vendarse los ojos.
Angustia, delirio, cansancio y soledad. Eso es lo que siento. Y por eso entiendo a tantos artistas que no pudieron soportarlo y murieron, a solas, tal día como hoy en una habitación como esta.
Wednesday, February 11, 2009
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2 comments:
Te olvidas de todas las posibilidades que ofrece cada habitación vacía y cada ciudad nueva. Ser un viajero más, que roza la ciudad sin poseerla, con la tensión de la conquista y de lo inesperado. Sí, a solas, pero con los sentidos a flor de piel, tan cerca de los que antes que tú pisaron ese mismo lugar y durmieron en esa misma cama, muriendo menos.
Me olvido tal vez, o no las veo. Quizá lo que me pasa es que ya no me afecta como antes esa tensión de la conquista y lo inesperado me da más bien vértigo. Me estaré haciendo viejo. A lo mejor lo nuevo no me interesa. A lo peor sólo quiero poseerla. Un capricho, digo yo, como otro cualquiera.
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