Thursday, March 8, 2007

del amor y otros cuentos

Aún a pesar de la crudeza del título, me defino romántico. Profundamente romántico. Incluso hoy, en el siglo XXI, sigo creyendo en el amor, en la mujer ideal, en la bondad de la gente, etc.

El problema empieza cuando uno se topa con la realidad (normalmente sin esperarselo), y ve que todo es muy distinto a lo que imaginaba.

El ser idealista no es sólo tener unos ciertos principios que lo rigen en su día a día, sino seguirlos. No por imposición, sino por sería convicción.

Lo difícil es mantenerse firme en esos principios aún sabiendo que el otro camino (además de más rápido, es mucho más fácil!). Y lo bonito es que en el idealismo, es el camino lo que nos hace felices y no el fin. Lo triste es que muchas veces perdemos el norte.

El resumen es que el ser romántico en tiempos modernos es, casi casi, una tortura. Y mucho me temo que todos, los que quedamos quiero decir, acabemos abandonando el camino y dejemos de ser así: no más atentos, ni más originales, ni tan sólo especiales. Mucho me temo que al final, todos nos acabemos convirtamos en lo mismo: productos del sistema.

2 comments:

Anonymous said...

No acabaremos conviertiendonos en productos del sistema, nacemos en el sistema y formando parte de él, eso es inevitable (por lo menos, por ahora). Luego, algunos intentamos salirnos de él, lo cual es harto complicado y se queda en eso, ideales que intentamos seguir de alguna manera.
Sí, el camino es lo que nos hace felices(o no), pero la verdad es que no hay camino alguno y eso es en definitiva, lo interesante.
ME ha gustado lo que escribiste.

Otra Romántica

karmagh said...

¿No hay camino?. Vaya!. No lo había pensado así. De todas formas, sí que lo hace más interesante.

Seguiré investigando. Gracias por la idea!