Me asfixio. Cada vez me cuesta más respirar. Hay aire, lo sé. Tampoco le pasa nada a mis pulmones. Ahora pienso más despacio. Todo se ralentiza. Es como si el oxígeno no llegara a mi cabeza. Algo debe estar mal. La vida se me escapa entre los dedos. Sin pausa. Con prisa.
Me muero. No hay barrotes en mi cárcel. Ni celdas ni carceleros. Ni víctimas ni verdugos. Ni vencedores, ni vencidos. Paseo, solo, por el patio y los pasillos. Por los oscuros rincones de mi pasado y las claras estancias de mis sueños. Ni rastro de vida. ¿El sol?. Ayuda, pero no es suficiente. ¿Dónde fue mi libertad?. Será que la he perdido.
Las puertas están abiertas y de par en par las ventanas. Puede que haya escapado. Pero no. Ella sigue aquí. Soy libre. Tengo toda la libertad del mundo. La libertad de no hacer nada.
Monday, November 26, 2007
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